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7 oct 2016

Amor low cost.

"El amor inmaduro dice: Te amo porque te necesito.
El amor maduro dice: Te necesito porque te amo."
Erich Fromm
Hoy en día utilizamos la palabra "amor" como comodín, la usamos para describir cualquier sensación o sentimiento que se escape de nuestro control. La desgastamos hasta la saciedad quitándole toda importancia y trascendencia.
 
Puede ser que este tipo de desapego y falta de interés por todo lo relacionado con lo romántico sea solo parte del desarrollo, solo una adaptación más a los tiempos en que vivimos, lo llaman "relaciones del siglo XXI". Pero no utilicemos esto como escusa para no aceptar parte de la culpa, la comodidad nos puede.
 
Nuestras ocupadas vidas parecen dejarnos sin segundos para expresarnos mirando a los ojos a otra persona, ya sea para declararnos, ya sea para decir te quiero, o para sonreír porque -que demonios- simplemente estamos a gusto con esa persona. A cambio de esto las muestras de afecto se han transformado en audios de "buenas noches" con tono neutro, los arrebatos de sinceridad brillan por su ausencia, los "te quiero" carecen de importancia cuando se repiten sin ton ni son y las sonrisas cara a cara no expresan lo mismo que un emoticono amarillo con dos corazones. Somos pantallas y teclados y nuestras relaciones sociales/amorosas son contenido escrito vía Whatsapp sin filtro y sin consecuencias.
 
Cada vez más jóvenes, cada vez más intoxicados. En la cabeza la idea de que cuanto más dinero tengas y te gastes más te querrá tu pareja. Aburridos de esperar impasibles a que llegue alguien perfecto y que nos lo de todo hecho, porque queremos ser queridos pero nos cuesta querer. Cerrados y egocéntricos creyéndonos únicos y especiales, por encima de los demás, porque nosotros podemos rechazar sin remordimientos a cualquiera pero nos ofendemos y somos  incapaces de aceptar que nos rechacen. Queremos pasar mucho tiempo con esa persona pero sin tener que sacrificar nada de nuestra ajetreada agenda, queremos muchos detalles bonitos sin tener que corresponder con el mismo gesto, queremos a alguien fiel y que solo tenga ojos para ti pero esperamos que no pase nada si somos infieles, queremos gustar y destacar pero nos escandalizamos si más de una persona le "echa un ojo" a nuestr@ chic@. Somos incoherentes y caprichosos.
 
Este ahorro de energía social se traduce en un despilfarro de contacto físico. El cariño y las emociones, el hecho de "estar pillado" por alguien nos lleva a expresar físicamente lo que no nos atrevemos a decir con palabras; y está bien, besarnos, abrazarnos y demás... Lo que es una tragedia y se está extendiendo es lo contrario: Abusar de lo físico para buscar lo romántico. Estamos movidos por el contacto físico sin mas aliciente que un mero momento de compañía y sin plantearnos el después. Nos desplazamos de flor en flor intentando encontrar en alguna de ellas esa chispa de la que todos hablan, creyendo que en algún roce, en algunos labios, va a aparecer esa química por arte de magia. Y no. Porque esa sensación se compone de lo físico y lo mental complementándose.
 
Amor low cost: recibir sin dar, exigir sin compensar. El mínimo esfuerzo para conseguir algo idílico. Lo físico que no consigue llenar del todo el vacío de los sentimientos.
 
Deberíamos ser capaces de enamorar y enamorarnos sin tener en la cabeza ningún prototipo, prejuicio, futuro beneficio, el "¿Que dirán?" ni el "¿Y si sale mal?". Solo entonces podríamos darlo todo, expresar lo que sentimos, llorar, sonreír, querer y ser queridos, dedicarnos tanto tiempo a nosotros mismos como a la otra persona y no ahorrar ni un poco de energía en hacerle tan feliz como nos gustaría estar a nosotros. Porque dar a alguien todo de nosotros es amor.
 
Nos hemos acomodado en lo mundano, demos un poquito de nosotros gente, démonos un poquito de AMOR.
 
Espero que encontréis vuestra chispa, y si ya la teneis... Dadle electricidad.
 
LAURA G.S. 


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